viernes, mayo 12, 2006

HISTORIA DE UN ENCUENTRO (enviado por milagros)

Llegue a casa pensando todavía en la silueta oscura de aquella poco iluminada calle cerca al teatro municipal, tomé un vaso de agua mientras observaba por la ventana la nueva adquisición del gato gris de la vecina de enfrente, parece que hoy no tuvo mucha suerte, parece también que hoy no tuvo suerte la esperanza de aquella muchachita que siempre espera en el asiento diagonal de la esquina del parque a su acompañante, llegará esta vez?

A la mañana siguiente desperté cuando las luces de las calles aun estaban encendidas, tenía la cabeza húmeda y el rostro botando un sudor frío, entonces entendí, había vuelto.

Los últimos cinco años habían transcurrido llenos de noches iluminadas acompañadas de libros de autores con nombres indescifrables, claro que también alguna de esas noches se convertían en salidas con el fin de cortar con la rutina, pero a pesar de todo, estos últimos cinco años habían transcurrido de una forma muy rutinaria y pasiva.
Antonio era un tipo altruista que se llevaba bien con gran parte de la gente que habitaba el edificio, teníamos una relación que se pronosticaba no terminaría nunca y en efecto así fue; la pasábamos bien juntos, tenia un buen sentido del humor no solía enojarse con facilidad y sobretodo tenia un gran interés en conocer los secretos de las mujeres, a pesar de la buena relación que manteníamos juntos nunca estaba entre nuestros planes casarnos, había veces en las que pensaba que podíamos estar juntos toda una vida y ser los eternos enamorados, yo lo había aceptado así antes que él me lo proponga.

Como cada año en nuestras vacaciones teníamos planeado ir a un lugar en el interior del país para huir de la ruidosa vida de la capital, era la quinta vez que iríamos de vacaciones juntos; a pesar de que vivíamos juntos, ambos esperábamos con ansias llegue esta fecha. Esta vez nuestra ruta nos llevaría al sur, por unos problemas en el trabajo tuve que quedarme dos días mas de la fecha programada para las vacaciones, quedamos en que el iría primero y que yo lo alcanzaría. El partió, al día siguiente me dijeron que hubo un accidente en la carretera, sobre lo que paso después no recuerdo muy bien, recortes de periódicos, su nombre en uno de ellos, atuendos negros, mis propios gritos, hombres con trajes blancos, un patio grande con gente diciendo cosas sin sentido, un gran portón, mis padres, mis hermanos, el regreso al trabajo y hoy aquí.

De entre el velador saco un boleto de ómnibus con fecha de hoy, es hora de alcanzar a Antonio.